En el proyecto se ha querido continuar con el aprovechamiento de la luz que tiene la isla con el objetivo de que la vivienda fuera nítida y práctica.
La clienta quería utilizarlo como segunda residencia, por lo que era muy importante traer al exterior un comedor y una zona confortable de asientos para disfrutar de la terraza y poder contemplar las maravillosas vistas. Gracias a la apertura total del cerramiento de cristal, el interior se prestaba a ambas zonas, exterior e interior. Una gama de colores azulados y blancos para enfatizar el concepto fresco de Menorca se mezclaron con algunos detalles naturales como en textiles e iluminación para otorgar al proyecto un toque de sofisticación.
La propietaria es una apasionada del arte y encargó a la artista inglesa Chelsea Davine un cuadro abstracto de gran formato; los azules del mar y del cielo de Menorca. La obra se ha colocado en el recibidor, creando un agradable impacto al entrar en el piso.
El dormitorio principal tiene tres grandes armarios hechos a medida con puertas en madera de roble recubiertas de rafia Naturtex, así como el cabecero de la cama de matrimonio. Objetos de artesanía africana y de Cerdeña, isla de nacimiento de la propietaria, decoran los dos dormitorios.
Los baños revestidos con baldosas de cerámica blanca tienen toques de maderas y los estantes bajo los lavabos de piedra natural. Las lámparas colgantes del baño en la suite son de cerámica hecha por encargo con diseño de Farré & Costa.
